Página:
1
2
3
4
5
6 7
8
9
10
11
Para entender
el sexto sello es necesario analizar simultáneamente los versículos 12 al 17 de
este capítulo 6.
Apocalipsis 6:12 “Miré cuando abrió el sexto sello, y he
aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la
luna se volvió toda como sangre.
Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus
higos cuando es sacudida por un fuerte viento.
Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda
isla se removió de su lugar.
Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos
y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de
los montes.
Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del
rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque
el gran día de su ira ha llegado; ¿y quien podrá sostenerse en pie?”.
Sexto Sello - Parte 1
Introducción
El quinto sello había centrado nuestra atención en el cielo, donde vimos las
almas de los redimidos muertos durante la tribulación a manos del anticristo en
cumplimiento de Daniel 7:21 y Apocalipsis 13:7a. Ahora,
el sexto sello vuelve nuestra atención a la tierra por cuanto es allí donde se
desenvuelven los juicios que implica la apertura de este nuevo sello. La
apertura de este sello también supone la sucesión eventos de orden cósmico que
tienen su efecto directamente sobre la tierra y quienes habiten en ella mientras
transcurra ese periodo futuro conocido como la septuagésima semana de Daniel
(9:27).
Cristo señaló en la profecía de Mateo 24 que en ese período
“habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del
mundo hasta ahora ni la habrá” (Mateo 24:21) . Precisamente, son eventos
como los de este sexto sello los que hacen que ese periodo en la historia de la
humanidad sea de catástrofes sin precedentes. Basta imaginarse los espeluznantes
efectos que tendrá sobre la tierra y sus moradores el oscurecimiento del sol, la
luna, la caída de estrellas o meteoritos y un terremoto de magnitudes tan
fuertes que hará que toda isla sea removida de su lugar. La sucesión de estas
catástrofes a nivel mundial en forma intensa y rápida hará que el tsunami
asiático haya parecido un juego de niños.
La profecía de Lucas 12, que también debe considerarse paralela a Apocalipsis 6
en muchos de sus aspectos, señala que “habrá grandes terremotos, y en diferentes
lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes
señales en el cielo” (Lc. 21:11).
Sofonías 1:14 profetiza respecto a este periodo “Cercano está el día gran de
Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová, gritará allí
el valiente".
Sexto Sello
- Parte 2
La literalidad del sexto sello
No quedan dudas en cuanto a la literalidad con la que debe ser interpretados
esta profecía futura de Apocalipsis así como también los pasajes antes citados
de Mateo 24 y Lucas 12. Las doctrinas preterístas han hecho infructuosos e
infundados esfuerzos para sostener que estos pasajes deben ser interpretados
alegóricamente y defender así que su cumplimiento ya se efectuó en el pasado.
Como hemos visto en párrafos anteriores, las sanas reglas de interpretación
imponen la literalidad y ésta solo debe ser dejada a un lado cuando conduzca a
absurdos. Sólo se podrá espiritualizar o alegorizar la interpretación de un
pasaje cuando la interpretación literal conduzca a un absurdo. Y la
espiritualización o alegorización que se haga en tal caso no debe ser arbitraria
sino sujetarse en todos los casos a los elementos que suministra la propia
Palabra para interpretar el símbolo.
Para ejemplificar esto que vengo de decir ya he citado antes el sueño profético
de José en Génesis 37:9-10. Allí José recibe un sueño profético conforme al cual
el sol, la luna y once estrellas se inclinaban delante de el. Resulta un absurdo
que los astros se inclinen delante de un hombre, por lo que la interpretación
que allí corresponde es la espiritual o alegórica. Y la propia Biblia es la que
nos da allí mismo los elementos para hacer tal interpretación alegórica en la
forma correcta sin dejar ningún margen para nuestra imaginación. El mismo
Génesis 37 nos informa que Jacob entendió que el sueño significaba que José
llegaría a una cargo o autoridad que haría que el resto de su familia se tuviera
que inclinar ante él. Y Génesis 41:37-40 y 46 nos dicen que Dios puso a José
como gobernador de Egipto y que su familia finalmente terminó bajo su
jurisdicción y autoridad. Así pues vemos que sólo corresponde desechar el
criterio literal cuando el mismo nos conduce a un absurdo y aún en esos casos el
criterio espiritual no puede aplicarse arbitrariamente sino utilizando los
elementos que da la propia Biblia, ni más ni menos.
Este no es el caso ni de Apocalipsis 6, ni de sus pasajes paralelos en Mateo 24
y Lucas 21. Esto es así porque no constituye ningún absurdo afirmar que los
eventos cósmicos allí descritos, así como los terremotos y demás catástrofes
perfectamente pueden suceder literalmente y tal como lo dicen estos pasajes.
Además, aquí no existen como en el caso del sueño de José, elementos que
permitan dar un significado diferente a la profecía apocalíptica que no sea el
literal. Observar la forma en que se han cumplido las
profecías del pasado constituye sin lugar a la más mínima duda nuestra mayor
referencia para determinar como se cumplirán las del futuro. Las
profecías del pasado se han cumplido literalmente y por tanto de la misma forma
se cumplirán las del futuro.
¿Acaso no es el Señor el mismo ayer hoy y siempre (Hebreos 13:8)? ¿Cambiará
acaso su forma de cumplir sus profecías? Basta ver como se cumplieron
literalmente las profecías sobre la primer venida de Cristo, su ministerio,
sufrimiento, crucifixión, muerte y resurrección, para advertir que de la misma
forma se habrán de cumplir las profecías sobre la cadena de eventos que darán
lugar a su segunda venida.
El preterismo ha tratado de alegorizar Mateo 24, Lucas 21 y Apocalipsis 6
diciendo que la Biblia usa en estos pasajes figuras que para la literatura y
comprensión judía de la época representaban los gobiernos humanos y religiosos.
Así por ejemplo, dicen que la caída de estrellas en realidad refiere a la caída
de los sistemas políticos y religiosos imperantes en la primer siglo de la era
cristiana y que eso se cumplió cuando Jerusalén fue destruida en el año 70 dc.
Mal puede Apocalipsis estar usando en el capítulo 6 figuras o
símbolos que le resultaban familiares a los judíos de la época siendo que
Apocalipsis NO está dirigido exclusivamente a los judíos y tampoco
exclusivamente a los gentiles de la época, sino que tiene vocación universal.
Así por ejemplo, véase que en Apocalipsis 1:1 se dice que Dios le dio la
Revelación a Jesucristo “para manifestar a sus siervos”
, es decir que está dirigido a todos. Nótese además que las cartas de los
capítulos 2 y 3 están originalmente dirigidas a las iglesias dispersas a lo
largo de toda Asia y no a Israel: Efeso, Esmirna, Pérgamo,
Tiatíra, Sardis, Filadelfia, Laodicea. ¿Cómo podrían estas iglesias gentiles
entender figuras que conocían en exclusiva los israelitas?
Definitivamente, y no solamente por estas razones, debe ser rechazado cualquier
intento de sostener que los eventos cósmicos del sexto sello son cosa del pasado
y no habrán de ocurrir literalmente en el futuro. Al realizar la introducción al
capítulo 6 de Apocalipsis ya hice una extensa exposición acerca de las razones
por las cuales la doctrina preterista es errónea y la profecía apocalíptica es
aún futura y literal.
Sexto Sello
- Parte 3
La ira del Cordero
Es inimaginable el terror que reinará en esta tierra y entre los hombres al ver
esta sucesión de eventos cósmicos. Cuando esto suceda ya habrá muerto la cuarta
parte de la humanidad por efecto de las guerras, el hambre y las pestes
(Apocalipsis 6:4-8). Pero estas catástrofes del sexto sello superarán el horror
que habrán provocado los primeros sellos más que nada porque suponen una
alteración del orden cósmico y la sucesión de hechos inimaginables para el
hombre nunca esperados. El funcionamiento del cosmos ofrece cierta
previsibilidad puesto que las leyes del universo tienden a permanecer, las
estrellas y los planetas tienden a seguir su órbita, etc. Pero cuando estos
juicios lleguen, el hombre verá que de pronto ese orden que parecía inalterable
se volverá impredecible y mortal y preferirá la muerte ante tal espeluznante
inseguridad: “Y los reyes de la tierra, y los grandes, los
ricos, los capitanes, los poderosos y todo siervo y todo libre, se escondieron
en las cuevas y entre las peñas de los montes. Y decían a los montes y a las
peñas: Caed sobre nosotros” (Apocalipsis 6:15-16).
Este sexto sello hace que al caos que venía reinando en la tierra producto de la
muerte de la 1/4 parte de la población mundial, las guerras, hambres y pestes
mundiales se le sume ahora un caos de tipo cósmico. Esto será lo que hará que el
hombre advierta que lo que venía experimentando desde la apertura de los
primeros sellos no era producto del curso natural de la historia del hombre,
sino que era fruto directo de la ira de Dios. La expresión hecha por los hombres
en el versículo 17 ( “el gran día de su ira ha llegado”
) declara una situación de hecho que se venía sucediendo desde los primeros
sellos. La alteración del orden del universo y de las leyes cósmicas es lo que
hace que el hombre se de cuenta de que lo que estaba y está viviendo no es
simplemente la suma casual de guerras, hambres y pestes sino que está viviendo
la ira de Dios. Hasta antes del sexto sello los hombres habían experimentado una
situación sin precedentes de guerra, hambre y pestes, pero no habían reconocido
tal situación como ira de Dios, quizás por la naturaleza misma de esos juicios.
Si bien los juicios de los primeros sellos serán de una gravedad sin
precedentes, los hombres creerán que forman parte del curso normal de sucesos
humanos puesto que guerras, hambres y pestes ya han existido a lo largo de la
historia.
Al llegar el sexto sello y desatarse el caos cósmico es cuando advierten que era
Dios quien estaba interviniendo directamente en la historia para poner fin a los
días del hombre. De allí entonces que recién en el sexto sello se registre esa
declaración de que la ira de Dios ha llegado, sin que ello signifique que la ira
comience o se desate recién a partir del sexto sello. Como vimos,
1 Tesalonicenses 5:3 enseña que el día del Señor o tribulación
comienza con la declaración de “paz y seguridad” por parte del hombre y esa
declaración coincide con la apertura del primer sello (Apocalipsis 6:2).
Sexto Sello – Parte 4
El principio de dolores
Los eventos cósmicos profetizados en los versículos bajo análisis no deben
confundirse ni identificarse con los descritos en Mateo 24:29 y Lucas 21:25.
Mientras que los eventos del sexto sello se suceden al promediar la septuagésima
semana de Daniel, los eventos cósmicos descritos en esos dos pasajes citados se
suceden inmediatamente después de la tribulación e inmediatamente antes de la
aparición gloriosa de Cristo en su segunda venida visible (Mateo 24:30; Hechos
1:9-11). Más bien, este caos cósmico del sexto sello está en relación con la
profecía sobre “grandes señales en el cielo” de Lucas 21:11,
la que se cumplirá sin que ello signifique que el fin venga inmediatamente
(Lucas 21:9) y configurará el “principio de dolores” del que
habló Cristo en Mateo 24:8.
El terremoto
La apertura del sexto sello trae consigo un gran terremoto, sin precedentes en
la historia de la humanidad. De tal magnitud será este terremoto que la profecía
dice “todo monte y toda isla se removió de su lugar”.
Noten la universalidad que caracterizará este terremoto e imaginen la
devastación que provocará el mismo a nivel mundial. No quedará monte ni isla en
ningún lugar del mundo que no haya sido movido de su lugar. Hace poco nos
asombramos con la noticia de que el tsunami asiático había variado el eje
terrestre y movido de su lugar algunas islas por unos pocos centímetros. Pues
imaginen cuantas veces más potente será ese terremoto del sexto sello puesto que
no dejará habrá lugar donde no deje devastación. Resulta interesante notar que
la profecía no habla de una sucesión de terremotos que se van dando en
diferentes lugares, sino que habla de UN gran terremoto que sacudirá
simultáneamente al mundo.
Los que sostienen el rapto postribulación se enfrentan a un serio problema al
llegar a este pasaje que refiere a la remoción de islas y montes. Por un lado
tenemos que Cristo prometió guardar a los cristianos de la tribulación
(Apocalipsis 3:10) así como de la ira (1 Tes 5:9) y por otro lado tenemos que
todo monte e isla será objeto de la devastación. Entonces cabe preguntarse, si
la iglesia está aquí cuando esto suceda ¿cómo es que será guardado de la
tribulación y de la ira un cristiano que viva en una isla?
El terremoto de alcance mundial y devastación universal profetizado en
Apocalipsis 6:12 no es el único en la profecía apocalíptica.
Apocalipsis 8:5 nos habla de un segundo terremoto en este periodo de
tribulación y Apocalipsis 11:13 de un tercer terremoto.
Pero aún hay más, puesto que Apocalipsis 16:8 profetiza “un
terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado
sobre la tierra”.
Tenemos entonces que el terremoto del sexto sello no será el mas severo durante
el periodo de tribulación, aún cuando sea de carácter universal y produzca una
devastación tal que no quede un solo monte e isla que no sean removidos de su
lugar. Dios reservará un terremoto aún mayor para el final de la tribulación.
Este terremoto mundial final tendrá por efecto que “toda isla
huyó, y los montes no fueron hallados” (Apocalipsis 16:20).
La fuerte disminución en la luminosidad solar y el enrojecimiento de la luna no
serán eventos de los que vayamos a encontrar antecedentes en la historia de la
tierra. Es cierto que los eclipses lunares que hoy podemos apreciar cambian el
color de la luna tornándola rojiza por momentos. Pero la magnitud de lo
profetizado respecto al sol, la luna y las estrellas, solamente dejará a los
hombres una explicación: “el gran día de su ira ha llegado ¿y quien podrá
sostenerse en pie?”
Dijo el profeta Joel bajo inspiración divina “Y daré prodigios
en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se
convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y
espantoso de Jehová” (Joel 2:30-21).
Completaremos el análisis de este sexto sello en la parte 5.
Sexto Sello – Parte 5
La caida de estrellas
Este sexto sello aún deparará cosas peores para quienes lo habiten durante la
septuagésima semana, pues la profecía nos dice que “Y las
estrellas del cielo cayeron sobre la tierra”. Como dije, resulta absurdo
señalar que “estrellas” es un simbolismo usado por Juan para darse a entender
con los judíos de la época. Esto porque no hay obstáculo para un cumplimiento
literal de la profecía y más que nada porque como vimos Apocalipsis está
dirigido a gentiles que no usaban ni conocían ese supuesto simbolismo.
Conocedores del griego nos dicen que “estrellas” es la traducción el griego
“astéteres” y que este término también alcanza –por
ejemplo- a los meteoritos. La caída de meteoritos, no es algo corriente, tampoco
es algo que resulte extraño a la historia de nuestro planeta, por lo que tenemos
allí una razón más para no apartarnos de la literalidad.
Lo que no tendrá precedentes será la magnitud e intensidad de esa lluvia de
estrellas o meteoritos. Tan espeluznante será eso que la profecía dice
“Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla”.
No es posible hacerse una mínima idea de la inseguridad que reinará en
esos días cuando lo que hoy parece ser lo más estable y ordenado –el universo
gobernado por las leyes cósmicas- se vuelva un caos.
Terror
universal
Nadie escapará a ese juicio y del terror que el mismo supone. La profecía da fe
de ello cuando nos revela que “Y los reyes de la tierra, y los
grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos y todo siervo y todo libre, se
escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes” (Apo 6:15). La
lista de aterrorizados va desde los gobernantes hasta “todo siervo y todo
libre”, con lo cual no habrá NADIE en ningún lugar que escape al gran terremoto,
el oscurecimiento del sol, el enrojecimiento de la luna, la caída de los
meteoritos y la remoción todo monte e isla. De nuevo cabe aquí preguntarle a los
postribulacionistas ¿cómo es posible que la iglesia permanezca aquí mientras se
suceden estos eventos de alcance universal siendo que Dios prometió guardarla de
su ira?
Isaías profetizó en el mismo sentido: “Métete en la peña,
escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su
majestad. La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los
hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día. Porque día de
Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo
enaltecido, y será abatido (...) Y se meterán en las cavernas de las peñas y en
las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el
resplandor de su majestad, cuando El se levante para castigar la tierra”
(Isaías 2:10-19).
A causa de su pecado, Adán y Eva ya habían intentado infructuosamente esconderse
de la temible presencia de Dios, según surge de en Génesis 3:8. El hombre de los
últimos días hará lo mismo e inclusive deseará la muerte antes que seguir
enfrentando el horror de la catástrofe universal que viene, cuando “El se
levante para castigar la tierra” (Isaías 2:19). Pero llegará incluso el momento
dentro de esa semana apocalíptica en que “los hombres buscarán
la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, PERO LA MUERTE HUIRÁ DE ELLOS”
(Apocalipsis 9:6).
La “ira del Cordero” es el motor que mueve esta sucesión de juicios
apocalípticos y es de ella que los hombres infructuosamente intentan esconderse.
Cuando analizamos Apocalipsis 5:6 habíamos visto que Cristo aparecía
representado como un Cordero y que tenía siete cuernos. Dijimos que estos siete
cuernos son una alusión directa al poder de Cristo, y que si bien aparece como
un cordero inmolado y cumpliendo las descripciones de Isaías 53, es también el
TODOPODEROSO. El cuerno por sí solo es símbolo de poder, y el hecho de que sean
siete cuernos, habla de esa plenitud, de lo todopoderoso que es propio y
exclusivo de Cristo según Apocalipsis 1:8. Es una paradoja que el Todopoderoso
aparezca como un Cordero, pero se explica por lo que dice 1 Corintios 1:25
“Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y
lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”.
Tribulación = ira del cordero
Ya había adelantado algo antes respecto a la declaración que hacen los hombres
al sufrir los juicios del sexto sello y que está registrada en el versó 6:17 “el
gran día de su ira ha llegado; ¿y quien podrá sostenerse en pie?”. Simplemente,
permítanme agregar algo que es muy importante y que precisamente por ello lo
dejé para el final. Los midtribulacionistas fundan su posición de que la iglesia
será arrebatada a mitad de la tribulación porque entienden que la ira de Dios
recién comienza aquí en el sexto sello. Sin embargo, a lo dicho más arriba, debo
agregar que expertos en el texto original señalan que la expresión “ha llegado”
es traducción del griego “eilthen” y que la forma
verbal utilizada no significa algo futuro, sino pasado, histórico, algo que ha
sucedido. Es decir que la declaración es producto de que los hombres constaron o
advirtieron que lo que venía ocurriendo desde los primeros sellos efectivamente
era la ira de Dios. Hay una declaración similar en Apocalipsis 11:18. Allí, al
sonar de la séptima trompeta, hay una declaración similar: “Y se airaron las
naciones, y tu ira ha venido y el tiempo de juzgar a los muertos y dar el
galardón a tus siervos los profetas (...)”. Apo 11:18 no dice que la ira esté
dando comienzo con la séptima trompeta, sino que está declarando que existe una
relación íntima entre lo que está sucediendo y la ira de Dios. Se está
declarando una situación que ya está instalada. Lo que Apocalipsis 11:8 dice es
que lo que está sucediendo es la ira de Dios y que es la hora de juzgar,
galardonar, etc. Lo mismo sucede con la declaración “el gran día de su ira ha
llegado” en Apo 6:17. Allí se reconoce una situación de hecho ya instalada desde
el primer sello y que encuentra su causa desde el inicio en la “ira del
Cordero”.
En consecuencia, es un gran error diferenciar la tribulación de la ira del
Cordero puesto que, como vimos, ambos conceptos hablan de lo mismo y suponen la
misma cadena de sucesos.
Apocalipsis 7:1 “Después de esto vi a cuatro angeles en
pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la
tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni
sobre ningún árbol”.
Este capítulo 7 nos presenta dos grandes profecías, cada una de ellas referida a
dos grupos bien diferenciados de salvos: a) los 144.000
sellados (v. 1 a 8) y b) la multitud vestida de ropas
blancas (v. 9 al 17). El capítulo 6 había dejado planteada una gran pregunta:
“¿y quien podrá sostenerse en pie?” (v. 17). Bien podríamos decir que este
capítulo 7 contiene la respuesta a tal pregunta porque los 144.000 serán
protegidos de los juicios que serán derramados sobre la tierra como consecuencia
de la ira de Dios (Apocalipsis 9:4) y la multitud de ropas blancas finalmente
estará “delante del trono y en la presencia del Cordero” (Apo. 7:9,15).
Pero concentremos nuestra atención ahora en el versículo 1 y dejemos para luego
el análisis de estos dos grupos de salvos.
Algunos intérpretes han intentado identificar a estos cuatro ángeles mencionados
en el verso 1 con cuatro naciones del mundo, pero tal identificación es errónea
por carecer de sustento bíblico. Es cierto que la profecía de Daniel nos enseña
que existen arcángeles y ángeles a cargo de la protección de determinadas
naciones (Daniel 12:1) y que inclusive existen demonios que ejercen influencia
sobre otras (Daniel 10:13,20). Pero en todo caso esos ángeles protegen o
influyen sobre las naciones, pero NO son las naciones ni tampoco las
representan. Por tanto, la referencia que este versículo hace a 4 Ángeles debe
ser interpretada literalmente. Cuando analicemos los juicios de las trompetas y
copas apocalípticas, veremos inclusive que los ángeles son instrumentos de
ejecución de la ira de Dios por lo que nada impide decir que aquí estamos ante 4
Ángeles reales.
La expresión “cuatro ángulos de la tierra” no debe ser
interpretada de otra forma que haciendo referencia al norte, sur, este y oeste.
Recordemos que la Biblia nos informaba acerca de la redondez de la tierra desde
siglos antes de que el hombre lo descubriera. Esto lo podemos comprobar leyendo
Isaías 40:22, profecía ésta que data del siglo VIII AC.
Los 4 ángeles en cuestión “detenían los cuatro vientos de la
tierra”. En el contexto apocalíptico, los “cuatro vientos de la tierra”
bien pueden constituir un símbolo del juicio o castigo de Dios. Como ya he
explicado, la literalidad solo puede abandonarse si conduce a un absurdo y este
parecería ser uno de esos casos puesto que no tendría mayor sentido hablar de
vientos literales aquí en este contexto. Existen al menos dos pasajes que nos
autorizarían a abandonar en este caso la literalidad y a hacer esa
identificación de los “cuatro vientos de la tierra” con el castigo o juicio
divino.
Estos pasajes son Jeremías 49:36 y Zacarías 6:5. En
Jeremías, Dios habla respecto a Elam y al castigo que caerá sobre ella: “Traeré
sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo; y los aventaré a
todos estos vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam”. En
Zacarías 6:5 se dice que los cuatro carros mencionados en el v. 1 de ese
capítulo “Son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse
delante del Señor de toda la tierra”. Se agrega más adelante en el v. 8 que los
vientos que habían salido hacia las tierras del norte “hicieron reposar Mi
Espíritu en la tierra del norte”, lo cual es una clara alusión al juicio o
castigo que Dios traería en esa época sobre Israel utilizando a Babilonia. Vemos
pues que, por lo menos en estos dos pasajes, los cuatro vientos de la tierra
están asociados a juicio o castigo divino.
Según el verso 1, estos “cuatro vientos” que simbolizan el juicio divino son
detenidos en su accionar sobre la tierra, el mar y la vegetación. Noten que
hasta ese momento los hombres ya venían sufriendo guerras (6:4), hambruna (6:5)
y pestes (6:8). Sin embargo, la ejecución de los juicios es detenida para que se
proceda a sellar a 144.000 siervos de Dios (v. 3 a 8).
Si bien resulta difícil determinar si esta visión de Juan descrita en el
capítulo 7 tendrá cumplimiento momentos antes del comienzo de la tribulación o
una vez inmediatamente después que la misma haya iniciado, creo que existen
argumentos de peso para sostener lo segundo.
A favor de que esta visión tiene cumplimiento después del comienzo de la
tribulación podríamos invocar el hecho de que el capítulo comienza con un
“Después de esto vi”. También podríamos invocar a favor el hecho que los juicios
se detienen sobre la tierra, el mar y la vegetación, pero no sobre los hombres.
Cuando esta visión del verso 1 tiene cumplimiento, los hombres ya han
experimentado los juicios que suponen los primeros sellos (hambres, pestes y
guerras), pero la tierra, el mar y la vegetación todavía no ha sufrido las
consecuencias de la ira de Dios sobre la humanidad. Estas consecuencias sobre la
tierra, el mar y la vegetación recién aparecerán con el toque de las trompetas,
tal cual podemos ver en Apocalipsis 8:7-11.
Entonces, cronológicamente, tenemos que: En el capítulo 6 los hombres
experimentan juicios que tienen consecuencias sobre ellos, pero no sobre el mar,
la tierra y la vegetación. En el capítulo 7 se detiene la ejecución de los
juicios que vienen y tienen consecuencias sobre la tierra, el mar y la
vegetación mientras se sella a los 144.000 siervos de Dios. En el capítulo 8,
estos cuatro Ángeles cesan en su actividad de detener estos vientos y vemos que
las consecuencias de la ira también se hacen ver en el mar, la vegetación y la
tierra.
Apocalipsis
7:2-3 “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el
sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a
quienes se les había dado poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No
hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado
en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”.
Aparece un nuevo ángel en escena que ordena a los otros cuatro que no comiencen
la ejecución de los juicios sobre la tierra, el mar y la vegetación o que
detengan los mismos hasta tanto sean sellados los 144.000 israelitas mencionados
en los versículos siguientes. No he encontrado elementos para determinar la
verdadera razón por la cual este ángel sube desde el oriente, por lo que me
parece prudente no hacer ninguna sugerencia al respecto.
El texto indica que el ángel que ordena la detención o suspensión de los juicios
también participará en el sellado de los siervos de Dios (dice
“hayamos sellado”). El plural utilizado en el texto
indica asimismo que tal actividad será llevada a cabo por más de un ángel.
La detención o suspensión de los juicios durará hasta tanto sean sellados los
israelitas. No se nos indica el tiempo que durará el sellar a los 144.000
israelitas, pero todo hace pensar que será muy breve ya que los eventos
apocalípticos se suceden rápidamente (recuerden que “pronto” en Apo 1:1 es
traducción de “tachy” y esto indica rapidez).
El ángel “tenía el sello del Dios vivo”, el cual será
utilizado para sellar en sus frentes a los 144.000. Apocalipsis 9:4 revela que
una de las funciones que cumplirá este sello será el librar a estos 144.000 de
los juicios apocalípticos: “Y se les mandó (al ejército de
langostas) que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna ni a
ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en
sus frentes”.
De esta forma,
este sello operará sobre los 144.000 en la misma forma que lo hizo la sangre del
codero pascual sobre los israelitas la noche en que fueron muertos los
primogénitos de los egipcios. Éxodo 12:12-13 dice “Yo
(Jehová) pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo
primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y
ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os
será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre Y PASARÉ DE
VOSOTROS, Y NO HABRÁ EN VOSOTROS PLAGA DE MORTANDAD cuando hiera la tierra de
Egipto.”
Este sello de Apocalipsis 7 protegerá también a los 144.000 en la misma forma
que la señal de Ezequiel 9:4-6 protegió a los justos de
Jerusalén: “y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de
Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman
a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros
dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro
ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y
mujeres, hasta que no quede ninguno, PERO A TODO AQUEL SOBRE EL CUAL HUBIERE
SEÑAL, NO OS ACERCARÉIS; y comenzaréis por mi santuario.”
Los pasajes citados de Éxodo y Ezequiel ponen en evidencia que existe una
íntima conexión entre Israel y los sellos o señales o marcas
puestas para protección durante un juicio o castigo divino. Esto
constituye un fuertísimo argumento para defender que los 144.000 sellados son
efectivamente israelitas. Veremos más adelante que resulta erróneo
espiritualizar tanto el número como su integración.
Es cierto que Dios ha provisto de un sello también para su iglesia, pero según
surge de Efesios 4:30, Efesios 1:13 y 2 Corintios 1:22, el
sello de la iglesia es un sello diferente al sello que aquí estamos analizando
y que es puesto sobre 144.000 israelitas:
A) el sello de la iglesia es para redención, mientras
que el sello de los 144.000 es para protección de los juicios apocalípticos;
B) el sello de la iglesia es recibido automáticamente
al momento de creer en Cristo, mientras que el de los 144.000 es recibido en la
tribulación y como consecuencia del accionar de ángeles específicamente
encomendados para esta tarea;
C) el sello de la iglesia es recibido por todo aquel
que cree en Cristo, mientras que el de los 144.000 solo es recibido por este
grupo cuyo número debe interpretarse literalmente;
D) por su función, el sello de la iglesia no se
identifica con el sello o señal que recibían los israelitas en Exodo 12 y
Ezequiel 9, mientras que por su función, el de los 144.000 sí se identifica con
el sello o señal de estos dos pasajes (nótese que inclusive el sello de Ezequiel
9 también era puesto en la frente);
E) existen otras diferencias menores que ayudan a
confirmar la distinción hecha antes: a) mientras que el sello de los miembros de
la iglesia es llamado sello del Espíritu, el sello los 144.000 es llamado “sello
del Dios vivo”; b) mientras que la iglesia es sellada en su corazón, los 144.000
lo son en sus frentes.
Apocalipsis 14:1 nos revela que estos 144.000 tendrán escrito en la frente el
nombre del Cordero y el del Padre. Esto nos coloca en buena posición para
afirmar que el sello de Apocalipsis 7 se concretará en este nombre puesto en sus
frentes. Nada se dice en cuanto a la visibilidad o invisibilidad de este sello,
aunque todo hace indicar que el sello no será visible, más que nada porque Dios
o sus ángeles no necesitan ver el sello para proteger a sus siervos.
Como vimos, de
la lectura de Apocalipsis 9:4 surge que este sello impedirá que los 144.000 sean
afectados por los juicios de la tribulación, al menos de los juicios de la
quinta trompeta. En cambio, resulta difícil determinar si el sello librará a
estos 144.000 de la persecución y muerte a manos del anticristo. Evidentemente
que Dios tiene poder para librarlos de tal cosa, pero el punto es si lo hará o
no. Noten que Apocalipsis 13:7 y Daniel 7:21
establecen que el anticristo podrá hacer guerra contra los santos y matarlos y
que Apocalipsis 20:4 confirma esto cuando habla de las
almas de los decapitados por causa del Evangelio. Asimismo,
Apocalipsis 12:17 dice que Satanás entrará en persecución contra los
descendientes de Israel.
El punto en cuestión es si estos 144.000 están comprendidos en este grupo de
santos y descendientes de Israel que serán objeto de persecución. Entiendo que
sí puesto que no hay argumento de texto para excluirlos de tal persecución y
además el poder del anticristo es descrito o profetizado en forma
suficientemente amplia como para extenderse sobre todos los santos sin
excepción, incluidos los 144.000.
En el próximo post analizaremos los versículos 4 al 8 de este capítulo 7. En tal
oportunidad veremos las razones que existen para interpretar literalmente el
número 144.000 y el origen israelita de sus integrantes, así como también la
razón de ser de estos 144.000 y su función durante la tribulación.
Otra es la historia del término primicias en Apocalipsis 14, puesto que allí el
contexto es otro, la época de cumplimiento de esa profecía es otra y estos son
llamados "primicias" precisamente porque son primeros en la cosecha
postarrebatamiento. Resulta de vital importancia conocer el plan de Dios
esbozado en Daniel 9 para entender como procederá DIOS en los últimos días con
Israel. Zacarías 13 aporta muchísima información al respecto y aporta elementos
para entender por qué razón estos 144.000 israelitas serán primicias:
1 En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los
habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.
2 Y en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres
de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también haré cortar de la
tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia.
3 Y acontecerá que cuando alguno profetizare aún, le dirán su padre y su madre
que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de
Jehová; y su padre y su madre que lo engendraron le traspasarán cuando
profetizare.
4 Y sucederá en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su
visión cuando profetizaren; ni nunca más vestirán el manto velloso para mentir.
5 Y dirá: No soy profeta; labrador soy de la tierra, pues he estado en el campo
desde mi juventud.
6 Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con
ellas fui herido en casa de mis amigos.
7 Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice
Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré
volver mi mano contra los pequeñitos.
8 Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán
cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella.
9 Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata,
y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y
diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.
Esta profecía -leida juntamente con la de las setenta semanas de Daniel 9- es
clara en cuanto a que:
* Dios volverá a tener trato con Israel al final de los tiempos.
* Dios pondrá a prueba a los israelitas por medio de una persecución mundial
* Como consecuencia de esa persecución muchos israelitas se volverán a Dios. El
tiempo de tal reconciliación será de dura prueba, al punto que morirán 2/3 de la
población israelita.
* Quienes acepten al Mesías en este contexto serán aquellos en los que se
cumplirá "El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá:
Jehová es mi Dios".
* Como dice Romanos 11:25-26 "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este
misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha
acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud
de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de
Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad"
Y esta profecía NO ha tenido cumplimiento, por lo que mal puede identificarse a
las primicias de Apocalipsis 14 con una generación pasada. El contexto no debe
ser desatendido y siempre debe recordarse que las interpretaciones aisladas solo
llevan a error. Resulta indispensable tener SIEMPRE PRESENTE EL ANTIGUO
TESTAMENTO pues hay que tener presente TODA LA REVELACIÓN.
Este "todo Israel será salvo" es el remanente que pasa la prueba a la que
refiere Zacarías y este remanente tiene un comienzo con los 144.000 y es por
ello que son llamados primicias.
Apocalipsis 7:4-8 ...Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y
cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de
Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de
Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de
Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. De la
tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De
la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil
sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce
mil sellados."
Avancemos en el estudio de este capítulo 7, concentrándonos ahora en los
144.000.
Hasta ahora hemos establecido con bases bíblicas que:
1) Estos 144.000 son uno de los DOS grupos de personas
que se nos presentan en este capítulo 7 y que por tanto son DIFERENTES a la
multitud que viste ropas blancas;
2) el sello que tendrán estos 144.000 en sus frentes
los protegerá de los juicios apocalípticos, al menos de las trompetas (Apo.
9:4);
3) Éxodo 12:12-13 y Ezequiel 9:4-6 confirman que este
tipo de sello de “protección” en tiempo de juicio está en estrecha conexión con
los israelitas;
4) que existen al menos 4 razones por las que este
sello es diferente al sello que reciben los integrantes de la iglesia y que está
mencionado en Efesios 4:30, Efesios 1:13 y 2 Corintios 1:22.
A esto debemos agregar ahora lo siguiente.
El número 144.000 es literal. Nótese que mientras
POR UN LADO el versículo 4 dice “Y oí el número de los
sellados, ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos
de Israel , POR OTRO LADO el versículo 9 dice “he aquí
una gran multitud, la cual nadie podía contar”. Esto pone en evidencia
que cuando el número no se puede determinar así se establece claramente en
Apocalipsis (v. 9) y cuando es posible determinar el número, así también se
establece (v. 4).
Tenemos en el mismo capítulo dos multitudes, una que se puede contar y una que
no se puede contar o que Juan no pudo contar o no se reveló su número.
Apocalipsis 5:11 nos da otro ejemplo de una multitud
incontable cuando hablando de los ángeles alrededor del trono dice “y su
número era millones de millones”. No nos equivoquemos espiritualizando el número
y tratando de hacer que 144.000 sea equivalente a una multitud porque eso no es
así. Cuando Apocalipsis habla de una multitud, así lo deja bien claro (Apo 5:11
y 6:9) y cuando habla de una cantidad exacta, así también lo deja claro (Apo
7:4).
Y por si alguna duda queda en cuanto a que efectivamente son 144.000 pues
también puede verse la detallada descripción que hace el pasaje en cuanto a como
se compone numéricamente esa cifra de 144.000 (Apo 7:5-8) ... “De
la tribu de Judá, doce mil sellados .... De la tribu
de Benjamín, doce mil sellados”. Es decir tenemos que la Palabra es clara
en cuanto a que son 144.000 que se conforman con 12.000 elegidos o
escogidos de cada una de las 12 tribus. Tres números en juego que aportan
más evidencia a favor de la literalidad de la cifra.
Estos 144.000 son israelitas del Israel físico, sin que
corresponda hacer ningún tipo de espiritualización respecto a la nacionalidad de
estas personas o pretender identificarlos con la iglesia.
La identificación de los 144.000 con la iglesia presenta varios obstáculos por
cuanto:
1) quedó demostrado que 144.000 es un número literal y
la iglesia supera ampliamente ese número;
2) el periodo en el que aparecen los 144.000 es un
periodo de juicio e ira y la iglesia no es destinataria de ninguna de las dos
cosas;
3) el periodo en el que aparecen los 144.000 forma
parte de un tiempo determinado o “cortado” para Israel y Jerusalén (Daniel
9:24);
4) la iglesia ya está sellada sin que sea necesaria
re-sellarla (Ef. 4:30 y 1:13; 2 Cor. 1:22);
5) el pasaje pone especial énfasis en la ascendencia
física de los 144.000 y la iglesia no tiene ascendencia física en Israel ni es
posible identificar a sus miembros con tal o cual tribu;
6) la pertenencia a tal o cual tribu es una cuestión
física o de la carne y resulta imposible hacer algún tipo de conexión física
entre un integrante de la iglesia y una tribu;
7) las profecías indican la restauración de Israel al
final de los tiempos (Romanos 11:25-31) y esta profecía de Apo 7:1-8 debe ser
interpretada teniendo eso a la vista.
Página:
1
2
3
4
5
6 7
8
9
10
11